EL SEXTO ENCIERRO
Una de las primeras entradas del blog, allá por 2008, fue sobre los encierros de San Fermín. Soy un fan..., teórico. Nunca he estado allí, pero los he vivido desde niño a través de la televisión, y ya me conozco de memoria el recorrido, ganaderías, corredores habituales, jerga y demás. Y he contagiado también a mi hija mayor. Es un acontecimiento de repercusión mundial,
Nuestro ídolo es un corredor espigado y de melenilla rizada que corre por la mitad de estafeta. Es el Jerry Lopez del encierro. Aparece de la nada en la cara del toro y corre gracil hasta hacerse elegantemente a un lado. Como Jerry metiéndose al tubo tranquilamente en Pipe: ni un movimiento fuera de lugar, en el sitio exacto de la pared, dando una imagen relajada y refrescante en una ola en la que te puedes matar. Su elegancia llega a tal punto que no se entremezcla en la parte fea del encierro: los cites al toro rezagado, los empujones, los codazos, las caidas... Este año ha caido, sí, pero hasta eso lo ha hecho con gracia. Lo dicho, un ídolo. Otro ídolo que ha vuelto también es su tradicional locutor en la 1, Javier Solano.
Pero el encierro de hoy ha mostrado su reverso amargo: cuatro cornadas y el toro cebándose en un chaval que posiblemente haya tenido suerte encima de que, gracias a la intervención de los pastores y de otros mozos, sólo se le vaya a joder medio verano en el hospital...
El caso es que, en lo que a mí respecta, a mi pequeña vivencia, hoy lo he pasado mal. He visto encierros peores y peores cornadas, pero, igual porque ya me he hecho mayor y con los años y las vivencias empatizas más con el sufrimiento ajeno, por primera vez he pensado si tiene sentido contribuir a este espectáculo, aunque sea con el pequeño granito de arena que supone encender el televisor. No sé, supongo que mañana se me pasará...
Show must go on.
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Ainhoa bollar -